lunes, 27 de julio de 2015

PORQUÉ SALAMANCA NO ES MAGALUF (Y PORQUÉ NO DEBE LLEGAR A SERLO NUNCA)

 
Esta semana emprendimos una campaña en las redes sociales mediante una imagen muy controvertida y provocadora. El post de hoy quiere explicar la reflexión que se esconde detrás de ella, ya que es fruto de semanas de conversación y debate.

Lo primero sería sincerarnos con la parte más visceral de todo esto, la más irracional, el resultado catártico por el que en vez de gritar por el balcón nos decidimos a gritar con los medios a nuestro alcance. Tiene que ver con sufrir día tras día viendo en nuestro centro histórico como todo está cambiando. Y no es para mejor. 

Lo segundo es disculparnos con las personas que se hayan sentido ofendidas por la comparación directa: Salamanca no es Magaluf. No tenemos nada en contra de Magaluf, ni muchísimo menos, ni de Mallorca, que es una isla maravillosa llena de bellísimos rincones, y la que conocemos de primera mano. Pero Magaluf es un concepto que todos comprendemos a la primera, y que además ha sido utilizado por toda la prensa local y nacional para identificar de alguna manera el problema que estamos viendo crecer en nuestra ciudad. 




 
Lo tercero es argumentar, desde nuestro punto de vista, porqué no queremos que Salamanca siga viendo cómo se incrementa un turismo de baja calidad, y porqué hay que ponerse manos a la obra y no limitarse a lamentarse de ello. 

En estos días hemos debatido este tema con muchas personas, hemos escuchado otras opiniones y puntos de vista (bienvenido sea el debate, al menos combatimos la pasividad y la indiferencia). Algunas personas opinan que "Salamanca siempre ha sido así", que lo que pasa es "que nos hacemos mayores". Creemos que no es cierto. Creemos que Salamanca siempre ha sido una ciudad muy nocturna, muy divertida, y con un punto un poco alcohólico, cierto, pero no era así. Digamos que "la oferta se ha organizado", y esto ha generado un aumento de grupos de despedidas de solteros, y la estrategia de muchos establecimientos se enfoca hacia el low cost para atraer la clientela. Esto, evidentemente, ha bajado la calidad, y no hace falta ser un lince para verlo. Parecemos un parque temático. El lunes de aguas se ha convertido en un macro botellón junto al puente romano, y la nochevieja universitaria pone la guinda final (o inicial, según se mire), a todo este despropósito. 






Otras personas opinan a su vez que es algo "generalizado" en muchas ciudades, que depende de la iniciativa privada, y que si hay una oferta y una demanda, el empresario la va a aprovechar. Y que contra eso no se puede luchar.

Pues sí se puede amigos. Sí que se puede luchar, porque es evidente que el modelo de ciudad que queremos no lo van a definir ni unos hosteleros con una oferta basura y en muchos casos ilegal, ni unos clientes aborregados que parecen una parodia de "The Walking Death" a las cinco de la tarde, ni unos monos salidos metiendo mano a chicas en pelotas en los bares de Salamanca. Que quede meridianamente claro que no lo vamos a permitir. 

Ahora viene la parte más complicada. ¿Cómo se hace? Pues sumando fuerzas y remando en la misma dirección. Apuntalando bien fuerte las potencialidades de la ciudad, haciendo un plan de gestión integral, pero no del "ocio de calidad", como viene ahora anunciando el Ayuntamiento, sino un Plan de Gestión con Mayúsculas. ¡Que no se trata de sacar un documento deprisa y corriendo para que vean que se está haciendo algo! se trata de definir qué tipo de ciudad queremos, y antes de nada analizar bien y con profesionalidad, no sólo el aumento de las pernoctaciones, sino qué ha ocurrido, qué ofertan las comercializadoras turísticas, evaluar el nivel de calidad, de dónde procede ese turismo y en qué emplea el tiempo que está aquí. ¿Tenemos esos datos?  ¿sabemos a qué se dedica el turista más allá de los números de Ierónimus? Y voy más allá: ¿dónde se están quedando a dormir? porque diversas páginas web, donde no figura ni una dirección, ni el nombre de la empresa que lo gestiona, ni cristo que lo fundó, ofertan viviendas privadas para alojar a grupos. ¿tenemos controlado ese flujo turístico? Sabemos por tanto "¿de dónde es?"..."¿a qué dedica el tiempo libre?". ¿O estamos pensando que los turistas de Salamanca son los que pasan por la oficina de la Plaza Mayor a buscar información?

Sólo cuando tengamos claro todo esto podremos empezar a trabajar, y podremos definir cuál es la imagen por la que nos queremos identificar, nuestra imagen de marca. Apostar e invertir en ella. Coordinar a todos los agentes culturales, los públicos y los privados. Sí, a los privados también, a todos aquellos que hacemos cultura independiente. Escucharles, escucharnos, saber qué opinamos, qué soluciones podemos aportar, cómo se puede trabajar conjuntamente. Diseñar un nuevo concepto de "cultura en red" que sea de verdad y trabajar en él para conseguir la participación ciudadana. 

Y es que el problema es estructural, porque vivimos en un país donde tener un empresa ya es todo un trabajo de riesgo. Hay ciudades, aunque aquí no se lo crean, que tienen una política de tax-free para las infraestructuras culturales y las empresas que trabajen en cultura. Incentivan de este modo la formación y consolidación de un tejido creativo. (Como dato, hemos pagado sólo de licencias en éste y el pasado año más de 3.000 €, sin contar con el brutal incremento de las tasas por la revisión catastral de nuestro edificio que nos hacen rasgarnos las vestiduras cada seis meses). Y los más liberales dirán que allá tú, que nadie tiene porqué favorecer el desarrollo de las industrias culturales, como tampoco hay que preservar el comercio tradicional, que esto es la ley del dinero, de la oferta y la demanda. Pero así vamos viendo como desaparece parte de nuestro patrimonio, cómo solo las grandes empresas pueden acceder a rentas imposibles, y cómo las infraestructuras culturales son desplazadas a la periferia, porque no hay dios que pueda sostener semejantes gastos. Esto son nuestros modelos de gestión (o la falta de ellos).

Creer que la ciudad debe abandonarse a lo que los flujos de visitantes decidan, y que los establecimientos hosteleros son exclusivamente los responsables, clama al cielo. Cuando se descuida la apuesta firme por lo que queremos que sea nuestra ciudad, y se deja que la inercia gobierne, puede llegar el momento en que la imagen que desprendes al resto del país sea "El Magaluf de la meseta", y la vuelta atrás sea francamente difícil. 

Salamanca pide a gritos un plan estratégico integral que trabaje desde la cultura, desde la oferta turística y desde la participación ciudadana. Aquí no se trata de que haya que mejorar el ocio nocturno, sino que la ciudad debe convertirse en la referencia cultural que debe ser a nivel nacional. Y eso exige muchísimo trabajo, esfuerzo, coordinación de agentes públicos y privados, diseño de estrategias, e inversión. Entendiendo que quizá en este momento la inversión en esto es prioritaria, y nos jugamos el futuro. Y seguramente los resultados no se vean a corto plazo como para garantizar un resultado electoral. 

Desde La Malhablada hacemos un llamamiento general, a la ciudad, para que grite con nosotras,  a los organismos públicos, para que tomen las riendas de una vez por todas, y a ti, para que con tu participación convirtamos Salamanca en el lugar que queremos para vivir. Ya sabéis, si es con #1microalmes, al menos nos reiremos un rato de todo esto...

 







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